martes, 3 de julio de 2012

Falta de mantenimiento en cubiertas de pizarra.

Cubiertas de pizarra.


La pizarra es una roca natural cuyas excelentes propiedades para el revestimiento de cubiertas son por todos conocidas.

Con un peso moderado, inferior al de las tejas, consigue una gran impermeabilidad y dura largos años expuesta a las peores condiciones atmosféricas. Resulta ideal para cubiertas complejas o de gran pendiente dado su sistema de fijación mediante ganchos. Las dimensiones y formas de sus piezas la hacen adecuada para cubrir superficies curvas.

Cubierta de pizarra.
Musgo creciendo sobre una cubierta de pizarra.
Sin embargo no están exentas de un mínimo mantenimiento periódico que permita su correcto funcionamiento. La foto muestra abundantes colonias de musgo creciendo en los solapes entre piezas de un cubierta de pizarra tradicional, de rachones irregulares de pizarra.

JUICIO TÉCNICO.
Las cubiertas están expuestas al viento. Este aire en movimiento contiene partículas de polvo en suspensión, las cuales puede depositar sobre la superficie de cualquier cubierta.

Las partículas, al chocar contra las piezas de pizarra, se acumulan entre ellas, llegando a introducirse por cualquier pequeño espacio que exista, dado su tamaño.

De esta forma, cualquier cubierta aumentará su peso a lo largo de su vida útil si no recibe un correcto mantenimiento y un barrido de su superficie de forma periódica.

La presencia de tierra o polvo, unida a la humedad, permite crear un terreno de cultivo sobre el que algunas plantas son capaces de proliferar. El crecimiento de estos vegetales, hace posible que la cantidad de polvo arrastrado por el aire, que se deposita sobre la cubierta sea cada vez mayor y favorece que no sea limpiado por la lluvia cuando cae sobre los faldones.

Este proceso acumulativo puede llevar a la completa invasión de la superficie del faldón por todo tipo de plantas, llegando en algunos casos a hacer imposible distinguir la cubierta de la loma de una montaña.

El resultado es dañino para la construcción

  • Perjudica la ventilación de la cubierta y favorece la pudrición de sus armaduras.
  • Aumenta considerablemente el peso lo que perjudica a la estructura.
  • Favorece el crecimiento de raíces que interactúan con la estructura.
  • Impide una superficie de escorrentía limpia y sin obstáculos.
  • Favorece la acumulación de nieve y su posterior permanencia sobre el faldón.
REPARACIÓN PROPUESTA.
Cada no más de cinco años, se debe barrer la cubierta y realizar unas mínimas labores de mantenimiento que eviten que esta hermosa estampa se transforme en un problema para el edificio.

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