viernes, 21 de septiembre de 2012

Lavado de finos bajo solera.

Tipos de terrenos.

Los terrenos de cimentación se pueden clasificar en dos grandes grupos. Terrenos granulares y terrenos cohesivos.

Terrenos granulares.

Lamamos terrenos granulares a los que están compuestos principalmente por áridos. Gravas, arenas o bolos de piedra.

Terrenos cohesivos.

Son aquellos compuestos por materiales con cierta cohesión entre sus partículas. Arcillas y limos.

Finos.

Dentro de los terrenos granulares, llamamos áridos finos ( finos ) a los áridos de pequeño tamaño, cuyo diámetro de grano es como el de la arena o inferior.

Lavado de finos.

Si en alguno de los estratos de un terreno natural granular, discurre una corriente de agua, ya sea natural ( nivel freático) o artificial ( drenaje mal encauzado, fuga de saneamiento, etc.) puede ocurrir que este flujo de agua arrastre consigo los áridos finos, los finos como suele decirse. 

Este proceso se denomina lavado de finos. Este transporte lleva consigo la disminución de la masa de terreno por resta de material, lo que provoca el asentamiento del mismo al aparecer huecos donde antes había arena, limos  u otras partículas de reducido tamaño.

Las consecuencias para la cimentación y demás elementos del edificio en contacto con el terreno natural pueden llegar a ser desastrosas si el lavado se produce en un punto especialmente sensible a los asientos, como puede ser la parte inferior de una zapata.

Lavado de finos.
Solera hueca por lavado de finos.

DESCRIPCIÓN.
Suelo de baldosas de terrazo (izquierda) recibidas sobre una solera sencilla, apoyada directamente en el terreno natural del solar del edificio. El hueco que se observa bajo los tubos de calefacción (derecha) es el resultado de un lavado de finos de gran proporción, que ha dejado parcialmente sin apoyo  la solera de la planta baja del edificio.

JUICIO TÉCNICO.
Aunque no suelen ser tan significativos, los lavados de finos pueden llegar a ser un grave problema en las construcciones.

Si vemos una barra de gravas, de las que suelen situarse en las orillas o el centro del cauce de un río, nos percatamos de la gran capacidad de arrastre y transporte que posee una lámina de agua, fluyendo durante el tiempo necesario.

No olvidemos que el nivel freático natural no es sino una lámina de agua fluyendo con mayor o menor velocidad e intensidad, bajo el suelo que pisamos.

Si no tenemos en cuenta este fenómeno natural y lo controlamos o desviamos de la zona ocupada por el edificio, puede llegar a causar todo tipo de patología en el mismo.

REPARACIÓN PROPUESTA.
Difícil y compleja. Rellenar las zonas ahuecadas de la solera con material que  no sea susceptible de un nuevo arrastre. Lo mejor un hormigón en masa vibrado y colocado a mano al objeto que se rellenen los distintos huecos.

Solución esta poco eficaz pues todos sabemos lo que pasa cuando intentamos cegar con hormigón una bodega tradicional de las usadas antiguamente para la elaboración y conservación del vino.



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